La caza ha evolucionado de manera increíble a lo largo de la historia de la humanidad. Durante los primeros miles de años de nuestra especie, arcos y lanzas imperaban sin discusión. Madera quemada, piedras afiladas, palos de bambú, tripas de animales... estos eran los materiales que nuestros antepasados usaban para fabricar sus herramientas de caza, y así es como se alimentaban y sobrevivían.
Mucha gente en el mundo sigue viviendo así. Hace unos 20.000 años los humanos más creativos comenzaron a utilizar perros para cazar: perros pequeños para localizar y rastrear animales de caza, y canes más grandes para sujetar o atrapar la presa hasta que llegara el cazador humano. En algunos países, las cacerías con perros siguen estando sorprendentemente de moda. Antiguamente, los caballos también eran populares como compañeros de caza y, en muchos lugares, continúa siendo así. Gradualmente, las armas de fuego se han ido convirtiendo en la principal herramienta de caza, y con el tiempo, se han vuelto más poderosas, precisas y asequibles.
Para las sociedades modernas, la cinegética se ha convertido en una aventura de alta tecnología. Las balas de alta velocidad, las lentes de aumento, la visión nocturna y la tecnología de imágenes térmicas ya no se restringen a los sueños febriles de ambiciosos ingenieros. Ahora estas sorprendentes tecnologías están disponibles para el consumidor medio. Sin pretender reemplazar las antiguas formas de caza ni despreciar a quienes mantienen esas antiguas tradiciones, estas nuevas tecnologías permiten a los cazadores abatir más animales de forma segura con disparos éticos y un mínimo de molestias. En este sentido, empresas pioneras como Pulsar han ampliado sin cesar los límites de lo posible. ¿Quieres poner a tiro el rifle con un solo disparo? Pulsar te cubre las espaldas. ¿Quieres eliminar especies invasoras con rapidez y humanidad? Pulsar conoce bien el camino. ¿Quieres cazar en condiciones de luz cero?
Entre las modernas tecnologías de caza, la térmica está por encima de las demás en varios aspectos. El más importante es que las imágenes térmicas requieren luz cero. Los dispositivos térmicos como el Pulsar Trail detectan el calor, no la luz, por lo que los cazadores pueden localizar fácilmente las presas tanto en una tarde muy luminosa como en la noche más oscura. La imagen térmica también elimina la necesidad de flashes, por lo que los cazadores pueden permanecer discretamente ocultos en la maleza cuando están de cacería. Además, se siguen descubriendo más aplicaciones para la tecnología térmica: legales, médicas, lucha contra incendios, inspección de viviendas y más. Al cazador avezado le sobran motivos para adquirir una herramienta tan poderosa y diversa como la imagen térmica.
Sin embargo, la imagen térmica no puede hacerlo todo. Su punto débil es que no se puede determinar la distancia de un objetivo en un terreno desconocido. Me explico: la percepción de profundidad es crucial en la caza y, con un dispositivo térmico, un mapache a 65 metros (75 yardas) de distancia podría parecer del mismo tamaño que un jabalí gigante a 275 metros (300 yardas) de distancia. Esta diferencia de distancia cambia de manera crucial la desviación por el viento y la elevación del disparo. Sin embargo, cuando un cazador se encuentra en terreno conocido, reconoce puntos de referencia y calcula distancias relativas. Por ejemplo: "Como ese enorme roble está a 180 metros (200 yardas) de mi puesto de caza, ya sé que el animal que veo junto al roble está a esa misma distancia ". Por supuesto, esto no se aplica a un cazador no familiarizado con el terreno. Además, sin percepción de profundidad, un cazador que recurra únicamente a la visión térmicas podría tropezar y caer fácilmente en plena oscuridad. Por último, los dispositivos térmicos registran los rastros de calor, por lo que criaturas de sangre fría como peces, reptiles y anfibios muestran tonos similares a los del entorno, aunque su silueta seguiría siendo identificable. Por estos motivos quizá se podría pensar que estos dispositivos no son para tanto, pero con un pequeño accesorio conocido como telémetro láser (laser range finder, LRF en su sigla inglesa), los dispositivos térmicos reinan de nuevo de manera incontestable en la industria de la caza y el tiro.
Un LRF es un dispositivo que utiliza un rayo láser (invisible a simple vista) para determinar la distancia a un objeto. El método es simple: se emite un rayo láser desde el telémetro que llega al objeto, rebota y luego vuelve al dispositivo. El tiempo transcurrido durante el trayecto del rayo láser determina la distancia al objeto y sale una lectura digital en la pantalla del dispositivo. Con un telémetro, se puede establecer si esa mancha redonda y caliente en el dispositivo térmico es un jabalí enorme a 275 metros (300 yardas) de distancia, o un pequeño roedor a tan solo 45 metros (50 yardas) de distancia. Los telémetros también pueden usarse en la caza con arco y son sorprendentemente populares en el golf, cuando la distancia del hoyo es difícil de determinar. En los modelos de Pulsar, cada telémetro queda fijado permanentemente al dispositivo térmico, y la mira y el telémetro ya están sincronizados para la puesta a tiro.
Sin embargo, muchos usuarios se resisten al gasto extra de un telémetro y se preguntan para qué deben comprar un telémetro aparte si ya disponen de un dispositivo térmico. Una buena pregunta para la que Pulsar tiene la respuesta: no hay por qué hacerlo. El Pulsar Trail 2 XQ50 y el XP50 vienen con un telémetro que puede establecer la distancia de un objeto hasta 1.000 metros de distancia, más lejos que la gran mayoría de disparos que un cazador hace de promedio. Sin embargo, el tirador deberá poner cuidado para no calibrar la distancia de un árbol, unas ramas, o incluso unas hojas o unas rocas que se interpongan y puedan confundirle y hacerle pensar que se trata del objetivo.
Entonces, ¿cómo transcurre una cacería con un dispositivo de imagen térmica y un telémetro láser? La respuesta es... de maravilla. Nuestro astuto y preparado cazador puede relajarse desde un observatorio elevado, como la cima de una colina o una torreta de caza , y simplemente utilizar su dispositivo térmico para escanear la zona. Cualquier fuente de calor aparecerá claramente definida. Luego solo hay que usar el telémetro para determinar la distancia del objetivo, y el resto es cosa sencilla: enfocar, apuntar y disparar. Aunque el gasto inicial para hacerse con estas potentes tecnologías pueda parecer excesivo, los años de uso compensan de sobra la inversión. Gracias a esta tecnología, se puede reducir de forma segura y ética el número de animales nocivos a larga distancia, o sencillamente recoger las presas del modo más conveniente. El balance final es que la línea de miras de primera calidad de Pulsar son la mejor elección para practicar la cinegética con la tecnología más avanzada del mundo.
Source - Sellmark Corporation